Vientos de Guerra.
5 meses han pasado desde que el Tirano cayó. La Ciudad de Tyr empieza poco a poco a estabilizarse tras las numerosas semanas de saqueos y caos generalizado que fueron pan de cada día en sus calles. El orden se empieza a restablecer poco a poco.
Roth se dedicó a trabajar en un almacén haciendo inventarios de día a dia. El semi-gigante lo acompañaba por doquier, confundido sobre su nueva vida y cambiando día a dia con personalidades en ocasiones opuestas. El Elfo no se rindió nunca en su búsqueda de Darek, obsesionado como un enano en su foco se dedicó a buscarlo, cada vez estaba más cerca de encontrarle, pero siempre que se acercaba este parecía escabullírsele. Casí podía oler su rastro en ocasiones, y no dejaba de pensar en como terminaría de una vez por todas con su venganza. De una u otra forma tenía que hacerle pagar el destino aciago que le había deparado a sus padres. Tarde o temprano la sangre de unos de los dos humedecería las secas arenas de Athas.
El monje, se sentía perdido. Buscaba un destino mayor y estaba intrigado por lo que sería el lugar del que venía su fallecido maestro Aluk. Por el momento se tendría que conformar con la imaginación y los sueños que poblaban sus meditaciones. Hacer un viaje tan largo sin la compañía de un grupo preparado era sinónimo de muerte en las furiosas Arenas de Athas.
Vagó por las calles de Tyr buscando unirse a los grupos que habían tomado el poder. Buscaba acercarse a los liberadores de la ciudad, pronto el destino le daría la chance que tanto estaba buscando.
Ioru había aprendido a vivir como esclavo. Dependía de su maestro en uno de los puestos de venta del mercado negro elfo. Comerciaban con cosas oscuras , comerciaban con objetos portadores de magia. No había crimen mayor que eso, pero Kalak no existía más y estos meses habían visto un notorio crecimiento en lo que a los ingresos respectaba: Neztuk veía como su bolsa de cerámicas crecía sustanciosamente cada día. Salvo que en Athas muchas ambiciones llegan a un fin abrupto…
Roth llegó a la información que necesitaba. Una sombra le dijo lo que quería escuchar y desapareció entre los callejones de Tyr. Roth no pudo rastrearlo. Pronto tendría su venganza con quien le había traicionado de esa forma vil. La Sombra le dió la información precisa sobre donde se encontraría Darek al día siguiente en la mañana. El mercado elfo sería su próximo Destino.
En el intertanto muchas cosas sucederían en la ciudad de Tyr. Ya era un hecho para muchos que Urik atacaría la ciudad de Tyr para llevar su parte. Atlalak trabajando en una mina de hierro se encontraría con un hechicero que aparecería de la nada dando noticias sobre como Hamanu de Urik vendría a liberarlos. Los guardias de la mina no pudieron a reaccionar, para cuando intentaron capturarlo el hechicero ya había desaparecido dejando un rastro de hollín tras de sí. Los rumores y comentarios no se hicieron esperar…
Ioru esperaba en la mañana, sin saber como cambiaría su vida de un momento a otro. Había limpiado todo el subterraneo oculto y dejado preparado para que la reunión entre su maestro Neztuk y el Elfo se llevara sin problemas. Se mantuvo oculto cuando llegó el elfo de nombre Darek y escuchó la conversación. Los sonidos que escuchó fueron suficiente para que se diera cuenta que una traición más se había llevado a cabo. Los guardias de Neztuk , sobornados por Darek le dieron la espalda a su amo y cortaron su cabeza. A nadie le importó que estuviera el elfo en algún lugar del subterraneo, nisiquiera se dieron la molestia de buscarle. Robaron todo cuanto pudieron y se fueron.
Mientras tanto, en las afueras del mercado elfo Roth llevaba varios minutos esperando. Se le pasó por la cabeza que la Sombra le hubiese engañado, hasta que vió a su primo caminando por entre los bazares del mercado elfo. Sólo queriendo vengar la muerte de sus padres con prontitud apuntó a la cabeza de quien antes había sido sangre de su sangre, sus manos temblaban y el calor que reinaba no ayudaba a hacer más cómoda la situación. Un ligero estremecimiento de su mano fue suficiente para que fallara por menos de un centímetro alertando a su presa de su inminente presencia. Ayudado por el Sendero el elfo movió como títere a Roth haciendole golpear contra una muralla y tras una persecución lo capturó. Le repitió que no era su intención haber hecho lo que hizo, pero había que acostumbrarse a como era el mundo. Sólo el más fuerte podía sobrevivir. “No quiero matarte, y no lo haré. Pero tu te has buscado esto, Athas se encargará de ti”. Dicho esto Roth cayó en la inconsciencia sólo para despertar un tiempo después , abandonado en medio del desierto, sin armas , ni agua ni comida. En efecto, Athas se encargaría de el.
En la ciudad de Tyr se esparcían los rumores sobre la necesidad de gente que estuviera dispuesta a servirla. Los tiempos de guerra eran inminentes y muchas labores quedaban pendientes.
Luego de pasar los filtros para detectar espias llegaron a reunirse en un grupo en común. El mul minero, el humano monje y el elfo que acaba de salvar su vida por azares del destino apenas unas horas antes, junto a una enana un semi-elfo y un humano se encargarían de enviar las noticias al fuerte Amber para solicitar los refuerzos particulares. Otros tantos grupos habían sido enviados a otros fuertes y no se había tenido noticia de ellos.
El semi-elfo no apareció. Los cinco comenzaron el largo camino que los llevaría eventualmente tras dos días y de presenciar como una tribu de thri-kreen se alimentaba de las sobras de una caravana élfica , al fuerte Amber. La voluntad de los Sagrados Elementos quiso que encontraran en el camino a un elfo a punto de desfallecer. Nadie supo como es que se encontraba desprovisto de armas y agua en medio del desierto, pero por el alma caritativa de la meditativa enana no les quedó otra que llevarlo para así salvar su vida.
Las noticias fueron entregadas y volverían un par de días después, escoltados por una gran comitiva de soldados del fuerte a la ciudad de Tyr. El ejército se estaba preparando para la guerra.